Biopsia hepática

Representación de una biopsia hepática
La biopsia hepática es un procedimiento rutinario de bajo riesgo en manos experimentadas

La biopsia hepática es el procedimiento médico necesario para la obtención de una pequeña muestra de tejido hepático para su examen directo al microscopio. Si bien los exámenes de sangre y la apreciación clínica entregan bastante información, la biopsia hepática entrega un nivel de certeza muy superior para la toma de decisiones clínicas en las personas con enfermedades hepáticas.

La información que entrega la biopsia hepática puede resumirse en los siguientes puntos:

Diagnóstico

La biopsia entrega información importantísima para confirmar la sospecha diagnóstica. En la actualidad, con la gran cantidad de exámenes diagnósticos sanguíneos, frecuentemente la causa de la enfermedad hepática se ha determinado antes de llegar a la biopsia, pero sigue siendo el método de confirmación.

Pronóstico

Probablemente esta es la información más relevante que entrega la biopsia hepática, y puede dividirse en:

Grado de fibrosis

Las enfermedades hepáticas crónicas frecuentemente presentan una progresión desde el estado normal hasta fibrosis marcada (equivalente a cirrosis hepática). La biopsia permite conocer en que etapa de la enfermedad se encuentra el paciente, lo que permite tomar decisiones en cuanto a tratamiento.

Grado de actividad

La biopsia hepática permite conocer el grado de inflamación que presenta el hígado en las hepatitis crónicas (p. ej. hepatitis C), lo que indica de alguna forma la velocidad de progresión que tiene la enfermedad.

La biopsia hepática puede realizarse ambulatoriamente o puede recomendarse una hospitalización corta (una noche). El paciente debe llegar en ayunas. Habitualmente se ubica la mejor zona para la punción mediante la percusión del costado derecho o mediante una ecografía (ultrasonido). Una vez ubicado el sitio, se infiltra la piel con un anestésico local y se inserta una aguja que obtiene un pequeño trocito de hígado. El procedimiento en sí dura menos de 1 segundo.

La biopsia hepática es un procedimiento rutinario que en manos experimentadas tiene un riesgo muy bajo de complicaciones. La complicación más importante es la hemorragia, que ocurre en menos del 1% de los casos. Se ve con mayor frecuencia en las personas con problemas de coagulación y en personas con cáncer. Otras complicaciones menos frecuentes incluyen la punción de otros órganos (vesícula, riñón, etc.) e infección. Cualquiera de estas complicaciones podría requerir un procedimiento (incluyendo cirugía) para solucionar el problema, sin embargo esto es algo extremadamente excepcional. Para disminuir el riesgo de hemorragia se recomienda que los pacientes suspendan el consumo de aspirina o cualquier otro anti-inflamatorio durante la semana previa al procedimiento.

La persona puede sentir dolor leve a moderado después del procedimiento, tanto en el costado derecho como en el hombro derecho, lo cual es manejado con analgésicos.

Existen alternativas a la biopsia hepática percutánea:

  • Biopsia hepática vía transyugular: A través de un catéter insertado a través de la vena yugular derecha se accede a la vena suprahepática y se obtiene una muestra de tejido hepático. Esta vía tiene la ventaja de tener menor riesgo de sangrado, por lo que es especialmente útil en pacientes con alteraciones importantes de la coagulación. Su inconveniente es que las muestras de tejido son más pequeñas, por lo que la interpretación de su resultado es más difícil.
  • Biopsia hepática laparoscópica: Mediante una laparoscopía se puede explorar la superficie del hígado y obtener una muestra de tejido hepático. Este procedimiento tiene la ventaja de ser más seguro al poder realizar hemostasia directamente en el sitio de punción y además de poder visualizar directamente la superficie del hígado, lo que rápidamente orienta al diagnóstico de cirrosis y otras condiciones.

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